Los amigos que dan título a la novela son Ted Mundy, hijo de un militar británico, nacido en 1947 en Pakistán -el mismo día en que el país declaró su independencia-, y Sasha, hijo de un pastor luterano de la República Democrática Alemana refugiado en la República Federal. Los dos se conocen siendo estudiantes en Berlín Occidental, una ciudad sacudida por las algaradas y las manifestaciones; se reencuentran una década después en el turbio ambiente de la guerra fría y el espionaje, y vuelven a coincidir una vez más -su experiencia más atroz hasta la fecha- en el mundo unipolar del terror, el contraterror y la guerra de las mentiras. Amigos absolutos es, a la vez, una novela de ritmo impecable que abarca cincuenta y seis años de historia, una obra maestra de la tragicomedia y una despiadada fábula de nuestro tiempo, casi hasta el momento presente. Combinando la amplia dimensión de Un espía perfecto y la arrolladora pasión de El jardinero fiel, esta novela ofrece una historia magnífica y cautivadora que deleita y desafía al mismo tiempo. «Nunca como en Amigos absolutos Le Carré había dado vía libre a su el ocuente irritación ante una política corrupta, falaz y generadora de barbarie.»