El «Alcalde de Zalamea» está lejos de ser la obra natural y espontánea que parece a primera vista. Calderón, que gusta de la simertria y del orden lógico, construye una obra cuyos elementos se relacionan en una consciente trabazón.
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información